Julio Cotázar

Julio Cotázar

martes, 11 de marzo de 2014

He detenido las palabras
He desencadenado al fin mis temores aciagos
He vuelto a mirar hacia la rabia sorda
en todo este tiempo casi incontable
para evitar que mires pensativa

Parto de una zona prohibida

Desde la conjetura de un barco
hacia la urgencia de una revelación
Pero nada se sabe de verdad hasta no haberse amado
sin nada antes de concluir tanta oscuridad incomprendida

Huyo de prisa buscando el encanto ciego
ahora canto adioses de aquellos lugares
y el acento del invierno dibuja
en mi boca cortada cómo se tuercen las aguas

Navego en arrugas que se disuelven en ciudades
Dialogo entrepisos en la fina tristeza de una manzana
Respiro nubes inmigrantes en patios de pesadilla inquieta
Y aguanto a duras penas el dolor de la convivencia

Un instante invisible para no estrangular el corazón
Esas edades jamás vencidas
Y la orilla donde se defiende el horizonte
Una tierra novata de vino y agua
cae en la inmensidad de mis párpados

Y la huella del cielo que entonces miraba
toma su humilde y frágil medida

Entonces es sólo eso
un secreto de confianza
aquella certeza única y verdadera

Mañana

será otra mujer

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