He detenido las palabras
He desencadenado al fin mis temores
aciagos
He vuelto a mirar hacia la rabia sorda
en todo este tiempo casi incontable
para evitar que mires pensativa
Parto de una zona prohibida
Desde la conjetura de un barco
hacia la urgencia de una revelación
Pero nada se sabe de verdad hasta no
haberse amado
sin nada antes de concluir tanta
oscuridad incomprendida
Huyo de prisa buscando el encanto ciego
ahora canto adioses de aquellos lugares
y el acento del invierno dibuja
en mi boca cortada cómo se tuercen las
aguas
Navego en arrugas que se disuelven en
ciudades
Dialogo entrepisos en la fina tristeza de
una manzana
Respiro nubes inmigrantes en patios de
pesadilla inquieta
Y aguanto a duras penas el dolor de la
convivencia
Un instante invisible para no estrangular
el corazón
Esas edades jamás vencidas
Y la orilla donde se defiende el
horizonte
Una tierra novata de vino y agua
cae en la inmensidad de mis párpados
Y la huella del cielo que entonces miraba
toma su humilde y frágil medida
Entonces es sólo eso
un secreto de confianza
aquella certeza única y verdadera
Mañana
será otra mujer
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