Cuando
sólo tienes la noche como amiga y las cosas escapan tras la hierba muda,
escondes
tus ojos en estas palabras, apenas tocas tu cintura.
Extiendes
tus manos en busca de la proeza
indescifrable sin mencionar el encanto de la lluvia.
Levantada
y acostada, entre recuerdos que fabrican mieles y el hambre y la sed de
soportarlo todo, has encontrado esta diversión de párpados sin cansarte de
esperar y reconstruir la luna sabia.
En
peligro tuya es la tierra
Recorres
tu corazón desde el principio
Y
admites tu verdad