Julio Cotázar

Julio Cotázar

domingo, 30 de marzo de 2014




Durante la lluvia


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En esta noche, muy trabajosamente me he despojado de ciertas torpezas.  Ya no hay retorno y el abismo se mudó hacia otra tormenta. El flujo de sangre se vistió de gris mientras miraba de reojo al asfalto apenas despojado. No sabe que le sucederá la pena. No es aquí, donde el llanto se hace risa.

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Ella no sabe a cuantos kilómetros de distancia quemará el escondite de la ciudad. El cielo cerrado se atreve a empezar de nuevo. Dice que duele. Atestigua sin dudar el último capítulo de conquista. Sabe que devolverá a la tierra toda sal que descubra despierta. Un texto sobre la noche. Una música en cascabel. Un invierno que demuela el veneno del desierto. Sólo será cierto al final.

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Entre bocanadas de soledad. El muro infinito escucha el perdón de los ciegos. Un riel de tristeza se asoma en porciones de barro. La música es sólo un idioma donde nacimos. No nos queremos ir. A veces otra voz se apodera de nosotros. Un crimen de miel se asoma entre los zapatos del vagabundo que cruza una calle sin mirar. Mientras el deseo de la noche crece en espiral.

lunes, 17 de marzo de 2014


Poema sobre un silencio abandonado                                                                               




Perderse entre la luz honda y cómplice
describir la sonrisa alta de vos reina mujer
sortear el ávido cristal de la esperanza
como un afín hacia esa otra llave
que abra el desencuentro del fuego

Jugar a las palabras que conservan todavía
la no revelada conciencia remota y añorada
sostener una mano ante la corrupción de lo que seremos
adherirse a la tierra más que a nada en vacíos de la fe

De vos sólo pienso el silencio y aquel gesto
de alta recova repartida en la vereda solitaria
eres la perdición que le reclama al mundo
antigua ternura en tiempo y destino suave

El borroso telescopio de la noche nos vio
andar los mismos pasos bajo una misma sombra
puedo sentir el dolor sagrado del azar desparejo
la lenta galería que transitamos
en aquel río teñido de asfalto noche

Los grises en tus pacientes ojos
son la columna de este hombre que sueña
disperso en una ciudad callada e impar
un destierro sobre un casual deseo en laberintos

Inventamos el idioma ante el asombro prodigio
aún ese instante no terminaba
no cesará este universo de colores y silencios
tu cara conserva el aprendizaje violáceo de los dioses

Nos inventamos el sueño como huída temprana
yo no comprendo cómo pasan las cosas
el vasto ayer que me declama
la dimensión oscura al borde del tiempo

Cada objeto de esa única noche lo cubre el llanto
fue también una lanza viajera e interminable
la muchedumbre clara nos engaña inseparables
el infinito ocaso empieza por decirme tu nombre

Las voces entrelazadas que la memoria agradece
el sufrido resurgimiento que todo lo atraviesa
despertaré y no habré visto tu futuro interminable
nadie puede vernos en este confuso horizonte

Ahora creo haberlo imaginado
o no



Sábado 15 de marzo de 2014

jueves, 13 de marzo de 2014



Está de más decir
entretanto
una mirada
la de ella

Nadie podrá borrar
este orden único
de los recuerdos
repletos de sueños

Un bandido rumor
abriéndose entre la lluvia
oro y estrella viva


No se si me oyes

martes, 11 de marzo de 2014

He detenido las palabras
He desencadenado al fin mis temores aciagos
He vuelto a mirar hacia la rabia sorda
en todo este tiempo casi incontable
para evitar que mires pensativa

Parto de una zona prohibida

Desde la conjetura de un barco
hacia la urgencia de una revelación
Pero nada se sabe de verdad hasta no haberse amado
sin nada antes de concluir tanta oscuridad incomprendida

Huyo de prisa buscando el encanto ciego
ahora canto adioses de aquellos lugares
y el acento del invierno dibuja
en mi boca cortada cómo se tuercen las aguas

Navego en arrugas que se disuelven en ciudades
Dialogo entrepisos en la fina tristeza de una manzana
Respiro nubes inmigrantes en patios de pesadilla inquieta
Y aguanto a duras penas el dolor de la convivencia

Un instante invisible para no estrangular el corazón
Esas edades jamás vencidas
Y la orilla donde se defiende el horizonte
Una tierra novata de vino y agua
cae en la inmensidad de mis párpados

Y la huella del cielo que entonces miraba
toma su humilde y frágil medida

Entonces es sólo eso
un secreto de confianza
aquella certeza única y verdadera

Mañana

será otra mujer